La pareja de fotógrafos especializados en el territorio ártico, ganadores de numerosos premios internacionales, se encontraban en la comunidad esquimal de Qaanaaq, a 1300 kilómetros del Polo Norte, cuando comenzó el espectáculo de las “nubes apocalípticas”.
Un detalle curioso es que pese a tratarse de una puesta del Sol, debido a la latitud en que se tomaron las fotos el horario real era alrededor de las diez de la mañana.
Para Bryan Alexander, este tipo de fotografías sólo pueden captarse una vez en toda una vida; “mientras la formación de nubes cambiaba de forma , los colores viraban desde el gris hacia el rosado a medida que los rayos del Sol la iluminaba”.